En un principio fue la magna vaca Adumla
De su sangre, los frutos de la tierra
De su piel, el techo de los cielos
De sus huesos, las montañas
Y de su leche, los mares
Cuando ella mugía, la tristeza de su voz
sacudía el mundo como una abrumadora y penosa campana
Porque ella estaba desnuda y sola
El fuego se le acercaba, y bailaba cerca de sus ubres
De su boca se emitía un río de voces atronantes
Que sacudía el suelo de hielo y lo hacía pedazos
Así surgió la primavera originaria.
(© Donald Tyson – 1991)