El Tercer Aettires el del Mundo Espiritual. En esta última etapa, la persona ya es capaz de afrontar cada circunstancia de la vida a través de una visión intelectual y espiritual más elevada, encontrando otras soluciones y asumiendo otros compromisos. En esta última etapa, TYR descubrirá en su interior la vocación y la decisión para acometer las metas más importantes; BEORC aprenderá a amar verdaderamente y ese sentimiento se transformará en crecimiento para sí mismo y para los demás; EHWAZ podrá producir importantes cambios y progresos, externos e internos; MAN logrará seguridad intelectual y llegará al autoconocimiento; LAGU entonces podrá dejar fluir sin temores ni riesgos las fuerzas del inconsciente; ING descubrirá como adulto el significado de ser parte de una familia y generar nuevas vidas; ODAL aceptará tradiciones heredadas, como también romperá responsablemente con aquellas estructuras que ya no le pertenezcan, para establecer nuevas normas y legados; finalmente, DAEG dominará las claves y misterios que le permitirán transmutarse en un ser total, y así renacer.
Metafóricamente, este proceso de los tres Aettires podría resumirse como la infancia, la juventud y la madurez esotéricas. Y si hacemos una interpretación más sintética de los tres Aettires, podríamos descubrir que el orden de las runas nos indica, como primer movimiento, un camino hacia adentro, hacia uno mismo, para reencontrarse y refundarse como un ser nuevo. Y el siguiente movimiento es, entonces, un camino hacia afuera, hacia las personas que nos rodean y hacia toda la humanidad, para compartir todo lo que se ha aprendido con el universo entero.
TĪWAZ . TIR . TÝR (t) > > > seguir leyendo . . .
BERKANAN . BEORC . BJARKAN (b) > > > seguir leyendo . . .
EHWAZ . EH (e) > > > seguir leyendo . . .
MANNAZ . MAN . MADHR (m) > > > seguir leyendo . . .
LAGUZ . LAUKAZ . LAGU . LÖGR (l) > > > seguir leyendo . . .
INGWAZ . ING (ng) > > > seguir leyendo . . .
DAGAZ . DAEG (d) > > > seguir leyendo . . .
OTHALAN . ODAL . OTILA . OTHALA . ÉÐEL (o) > > > seguir leyendo . . .